viernes, 27 de abril de 2018

SUZI QUATRO, a pesar de las tormentas







¿Quién no se iba a enamorar de una chica así? Se decía que el Fender Jazz Bass que aporreaba la pequeña Suzi Quatro con rigurosa inclemencia, era un símbolo fálico por demás evidente, pues era el más grueso del mercado y –a como lo sacudía- invitaba a proyectarnos más allá de nuestros colchones. Con sus apretados trajes de cuero y sus pecaminosos emblemas sado-masoquistas, esta chica tan menuda originaria de Detroit, logró vender 50 millones de discos. Nada mal. (O como dirían los machos del rock: “nada mal para una chica”)



La conocí gracias a la revista suiza “Pop” (que muchos pensaban que era un magazín alemán), inflando a más no poder su virulenta ofensiva de reminiscencias del más vital rock n roll, allá por 1973, días de Glam y Teen Pop, donde Suzi reinó a sus anchas, con canciones como “48 Crash”, “Can the Can” o una que sonaba muy fuerte en nuestra Lima querida: “Manejando a las puertas del Diablo”.

Cuando el Glam perdió brillo, Suzi se volvió un lejano y enchamarrado recuerdo. Hasta que en 1980, gracias a la película “Times Square” y a los programas de videos, volvió a los primeros lugares de atención con su dinamitera “Rock Hard”, una joya de frenetismo en un momento en que el plástico y la menudencia de muchas bandas New Wave estaban copando por entero los oídos del mundo.

Hace poco, en pleno siglo XXI, gracias a estas palancas tecnológicas que nos permiten estar al tanto de lo que ocurre con nuestros ídolos, volví a ver y escuchar a Suzi Quatro. Y fue muy bello. Sigue tan linda y rockeando como siempre. Lo cual me alegró mucho, pues uno siempre celebra el que las personas que tanta alegría nos dieron, continúen bien y haciendo las cosas que les gusta... a pesar de las tormentas.



 ¿Una canción de estos tiempos que te pueda recomendar? Pues te diré que “Whatever Love is” es toda una gema de colores tan densos que contrasta con lo que uno podría esperar de cualquier artista “comercial”. Está en su disco del 2011 titulado “In the Spotlight”, donde también hay canciones como “Rosie Rose”, “Hard Headed Woman” o “Strict Machine”, que bien podrían haber sido compuestos en 1974.  Gracias, Suzi. 





martes, 24 de abril de 2018

LAS ÚLTIMAS PALABRAS DEL GRAN EXPLORADOR


Muchos discos me han impactado desde la primera escuchada. No soy de esos que dicen tener que oír un trabajo "varias veces" a ver si le gusta... No le encuentro lógica. Si no me gusta a la primera, no me va a gustar jamás. Y este disco del inglés TV Smith (en esta oportunidad con su banda The Explorers), fue de esos flechazos que te fulminan en una.
"The Last Words Of The Great Explorer" llegó a la casa de la mano de mi dealer de vinilos (mi tocayo Daniel Castillo) quien intentaba vendérmelo como "lo más punk de toda la punkitud punk del mundo punk"... Como si eso influenciaría en la negociación. Puse el disco y, con la primera canción me bastó. "The Perfect Life" era todo lo épico y espectacular que busco en cualquier banda. Sea punk, urbana o progre. Luego estaba el angustiante tema "El Sirviente", la nostálgica "Walk Away", la suave "Easy Way", la larga y emotiva "The Unwelcome Guest"... en fin... "Lo compro", le dije. Era 1981 y yo estaba totalmente enamorado de ese disco.


En 1986, durante mi última crisis (y mi último momento de coqueteo con el suicidio), vendí casi todos mis discos. Y entre ellos se fue este "The Last Words...". ... Un par de años después, si bien mi infierno personal se había alejado, las tinieblas estaban estacionadas en nuestra ciudad. No había dinero para nada. Ni para subirse a una combi, lo cual nos obligaba a muchos de nosotros a caminar. Y en una de esas tantas caminatas, llegué a La Colmena, que era el sitio donde nos juntábamos algunos subtes, y donde también vendían casets y remataban vinilos. ...Y ahí estaba. Era mi disco de TV Smith. Lo identifiqué de inmediato. Uno lo siente, uno lo reconoce como quien reconoce a su gato perdido entre mil gatos perdidos. Lo vendían a la mitad de lo que yo lo había vendido, pero mi inopia era cien veces mayor. ...Lo levanté de aquella indigna bandeja, lo miré y luego lo volví a poner en su cubeta. No lo podía recuperar. Y me alejé. Y mientras me iba, sentí que ese disco me miraba, con ese resignado e inexplicable silencio que brota de toda criatura abandonada.


En 2012 salió una re-edición en CD, una caja donde viene el set original más tomas alternas, versiones en vivo e inéditos. Lo compré vía Internet y 20 días después llegó a la casa. Vino con un librito, fotos y pormenores de la grabación... Ya no fue igual. Obvio. Solo quedaban las magníficas canciones. Porque un disco no son solo canciones. Son historias alrededor de este, son emociones muy particulares que circulan en cada uno de sus surcos y en los cartones de su portada con el que, seguramente, en alguna oportunidad habremos hasta dormido. 
Así que -qué irónico- la última vez que lo escuché, allá por 1986, no imaginé que de verdad serían las últimas palabras que ese gran explorador habría de contarme. (Daniel F)

a la izq: TV Smith con su banda punk, The Adverts.... Derch: TV Smith, hoy, en un disco acústico.