jueves, 18 de febrero de 2016

AQUELLOS EXTRAÑOS DE PELO LARGO


Cuando me escuchan hablar con tanta emoción y gratitud del rock argentino de finales de los 60s e inicio de los 70s, no falta a quien les pique alguna magnificente curiosidad. Porque no sólo era la música, los personajes, sus iniciativas literarias, sus medios subterráneos de difusión, sus heroicos programas radiales, sus conciertos y recitales... Era también su resistencia, una resistencia y una terquedad basada en un inconmensurable amor por el rock and roll. Muchos conciertos eran en trasnoche, cuando ya los locales habían cumplido con su cuota de entretenimiento social. Así que dejar que unos melenudos puedan usar sus instalaciones (melenudos desconocidos para las grandes mayorías) no los haría más ricos, pero tampoco más pobres.

Y para la policía, un encuentro de jóvenes en trasnoche, significaba un gran momento en el cual podían ejercer todo su sadismo ante muchachos que, en realidad, no significaban peligro alguno. En aquellos días, andar con pelo largo y vestirse "extravagantemente", estaba prohibido. Así que cuando ibas a un concierto, sabías muy bien que la policía podía detenerte en el camino. Y si te librabas de eso, pues tenías la seguridad que la policía estaría esperándolos a todos a la salida de los teatros. Y eso pasaba. La policía correteaba y cazaba pelilargos por pura y satánica diversión, como en los peores días del fascismo. Los detenían, los rapaban y, cuando el día comenzaba a aclarar, los soltaban. En el colmo de los colmos, para poder salir con el pelo largo, debías de portar un permiso...



Este documento pertenece a Félix Pando, tecladista de La Joven Guardia, banda que en 1968 se hizo conocida gracias a canciones como "El Extraño de Pelo Largo" o la no menos conocida "La extraña de las botas rosas". En el mismo se lee que por estar en plena filmación de una película, el portador de este documento, se ve en la necesidad de usar el pelo largo. Este permiso en particular, tenía un periodo de validez que iba del 10 de Septiembre al 30 de Octubre, luego del cual tenía que borrar todo vestigio de melena de su apesadumbrada cabeza, claro, a menos que quiera pasar un mal rato con la policía. (Daniel F)


Nota de Crédito: Este documento lo colgó en Facebook el amigo Jorge Parajua en el Muro de simpatizantes de la revista Pelo, revista argentina que se encargó de propagar y pregonar, todo este duro mundo de la música cargada de tantas vicisitudes juveniles. 

martes, 16 de febrero de 2016

¿PREMONICIÓN o SUERTE?


Hace unas horas regresaba de comprar pan, cuando en una calle, al pie de un edificio en construcción, alguien, desde un auto en movimiento, saca su cabeza y me dice “F, lo máaaximooo!”… Yo detengo mi marcha, giro mi cuerpo y respondo la gentil expresión con un saludo y una sonrisa. Y en el momento de retomar mi camino, plum!... una pesada pieza de metal cae delante mío desde uno de los andamios de aquella obra, empotrándose en la vereda… Si no me hubiera detenido en ese segundo, si nadie me hubiera pasado la voz, lo más seguro es que ahorita no estaría escribiendo nada.


Este episodio de salvarme de alguna calamidad por obra y gracia de las casualidades o el designio incomprensible de alguna mano invisible, la he experimentado más de una vez. En una ocasión, en los tiempos en que para ir a tocar a provincia recurríamos a algún informal terminal terrestre, nos tocó dar un concierto en la localidad de Cajamarca. Toda la banda llegamos al paradero de Fiori. Casi todos los buses estaban llenos. En eso vimos un Bus color blanco que decía “Cajamarca”, listo para salir, con varios asientos vacíos. El vehículo era lo suficientemente atractivo como para decidir abordarlo. Los músicos subieron y acomodaron sus instrumentos. Mientras ellos hacían eso, yo me fui a un teléfono público a llamar al organizador en Cajamarca, nuestro amigo Oscar Pajares. Le describí el Bus, el color, la disque “empresa” y listo. Ambos calculamos que nos estaríamos viendo entre 6 y 7 de la mañana. “Acá los esperamos”, me dijo el buen Oscar.

Oscar Pajares, generador del mayor movimiento de rock que vivió Cajamarca en los años 90. 

En ese viaje, yo había ido con mi novia. Y cuando por fin ambos subimos al Bus, mi novia me miró asustada. Le dije “¿Qué te pasa?”… Ella sólo respondió: “Acá, no. Vamos a otro Bus”… Intenté encontrar una explicación, pero ella sólo dijo:“Vámonos”. Entonces le dije a la banda: “Muchachos, vamos en otro Bus”… Lógicamente algunos se indispusieron y colaron sus gestos más destemplados. Al final subimos a un Bus que saldría una hora después del vehículo blanco que habíamos abandonado. Ya no hubo cómo llamar de nuevo al amigo Oscar para avisar que habíamos cambiado de Bus. Ojo: no eran los tiempos de los Celulares o la Internet, y no eran tiempos de andar gastando tantas moneditas en llamadas.

A eso de las 8 de la mañana, llegamos a Cajamarca. Abajo nos esperaban los Pajares y sus amigos. Pero algo malo estaba pasando. Todos tenían rostros de asustados, pelando sus pupilas en modo de pánico. De pronto alguien me ve a través de las ventanillas y grita “Ahí taaa!!”… Y todos corren a ver si era cierto. Me ven y todos se alocan. Pero no era porque había llegado “el famoso grupo de rock”… Todos comenzaron a abrazarnos como si fuéramos los sobrevivientes de algún terrible incendio. “¿Qué pasa?” –le pregunto al Oscar. “Nosotros pensábamos que estaban en el Bus que se cayó” –me responde Oscar con voz temblorosa… “¿Cuál Bus que se cayó?” –le dije. “El blanco, de la empresa en que me dijiste que venían. Se cayó al abismo en las afueras de Cajamarca. Casi todos se murieron”…… Nos quedamos helados.


En estas cosas de las premoniciones o la suerte, de pronto he tenido más suerte que premoniciones. Aquella mañana en Cajamarca, miré a mi novia, la abracé muy fuerte, y sólo atiné a decirle: “pa’ la próxima, no te discuto ni mierda”… (Daniel F)


Nota: las fotos del bus accidentado, no pertenecen a este relato. Sólo lo puse para graficar lo terrible de aquel accidente en Cajamarca. Accidentes que, lamentablemente, no han interrumpido su desgraciada estadística a nivel nacional.