domingo, 29 de marzo de 2015

GUÍA IMPRÁCTICA PARA DETECTAR A UN POP - 2da Parte



Uau, increíble la respuesta que se obtuvo tras la última nota en el Blog, sobre el POP y el Rock. De pronto salgo de mi casa, y justo cuando estaba por el Centro Comercial Cantuarias, celebrando la Hora del Planeta,  una inesperada y nebulosa multitud de aproximadamente 3 personas, comenzaron a hablarme del artículo. Y se armó tal conversa, que me veo precisado a hacer una Segunda Parte. Así que, agárrense, que esto del POP, es toda una interminable saga.


Si la canción que escuchas, es sobre un amor que no está, pero que podría regresar, es Pop. Si es sobre truenos, violencia y envuelta en salvajes guitarras, es Rock. Si es sobre “hombres de otro día” o de “hombres que no pueden dejar de masturbarse”, no hagan caso, solo soy yo. Y si es alguien diciendo “Cartas Falsas”, peor aún, aléjense con prontitud, es solo Joffre queriendo ser popular.  
Mi amigo Joffre, recontra POP


Y justamente el apócope de esta palabrita (vale decir: “POP”), es (en la música) el origen de tantas admoniciones, insultos y agravios, que han anclado sus hígados más notorios, en el magullado mundo de la canción.


 

Según Wikipedia, la primera canción registrada como “pop song”, data de 1926, usando el término ‘Pop’ “en el sentido de una pieza musical que tenga atractivo popular”. Pero como a Wikipedia no se le puede creer mucho, habrá que irnos hasta el siglo XII, donde arrancan los primeros cantores populares: los trovadores, los juglares, los goliardos o los Minnesänger (alemanes)…Tipos que hicieron que la música deje los claustros solemnes de una Iglesia o un Castillo, y pase a manos (y oídos) de un público más…. “POPular”.

 

Ya para los 40’s y 50’s del siglo XX, el término “música pop”, se le aplicaba a un tipo de canción más bien liviana, destinado al mercado mas joven, como para diferenciarlo de “la abominable música negra del rock and roll”, cuyo lenguaje sexual y destructor de tabúes sociales, estaba poniendo de cabeza a la pacata y racista sociedad norteamericana.  




 Es en los 60’s en que el término POP, adquiere toda una soberanía contracultural y subversiva, que comenzó a ser el edificio desde donde se comenzaron a romper todos los convencionalismos existentes. El término de arte POP o músico POP, se comenzó a aplicar a todos aquellos que estaban a la vanguardia más extrema, tirando abajo todo tipo de tradición. El Pop negaba todo lo que siempre se tuvo como “bueno” o como “de buen gusto”, y lo desparramaba por el mundo con total desacato.


 Es en aquellos días, que arrancan los “Pop Festival” (Festivales de música, teatro, poesía y arte en general), donde el Rock más contundente y comprometido con la vida, daban el fondo sonoro perfecto para un mundo que estaba siendo zarandeado por toda esta oleada de manifestaciones de turbulento ‘Pop’.



 Para los primeros 70’s, el Pop continúa siendo la etiqueta más altiva. Pero para la segunda mitad de esta década, el término POP se vuelve despectivo. Alguien comenzó a utilizar la expresión “pop” cual si fuera un “estilo musical”, sentenciando que tales y cuales artistas livianos (los clásicamente llamados “músicos comerciales”), hacían una “música pop”, una canción “pop”, en un “estilo pop”. A partir de ahí, toda aquella manifestación musical que sea fácil de escuchar, rápida de digerir, “efímera”, “sin pretensiones artísticas”, sin reclamos sociales, “construida para vender”, etc, etc… será “pop”.  


 Yo entiendo POP, como las canciones de los Beatles, algunas cosas de Pink Floyd, los momentos más coloridos de bandas como Yes o Génesis, las cosas más pintorescas de Bowie, Velvet Underground, Jethro Tull, Procol Harum, Brian Eno, The Cure, Blondie… O de cosas más recientes como Radiohead, Oasis, Maroon 5, Greenday o the Killers, así vengan los sabiondos a pegarme. Porque el POP no es un “estilo musical”, es una manera de convivir con la música, es un dichoso encuentro entre hermosas melodías, armonías ingeniosas y letras sencillas o surreales. Es un prado cultural, una revuelta social de los sentidos. Es una vuelta al más subyugante barroco, visto desde sus colores más epilépticos.


 Si Wagner volviera a la tierra, sería un Rockero irreductible. Si Beethoven regresara, seguiría haciendo música orquestal y algunas piezas de pop brillante (tipo “Claro de Luna”). Pero si Bach (lo más grande que ha parido el planeta Tierra) retornara a este mundo, definitivamente sería un completo y total POP.


Bach, el maestrísimo Maestro de todos los Maestros de Maestros.