martes, 17 de noviembre de 2015

IMAGINARIO SÁNDWICH QUEMADO








La calle de La Bionda es una vieja angostura que tiene alrededor de 4 o 5 cuadras. Está llena de restaurantes, tiendas de ropa y snacks. Hay un puesto de periódicos donde puedes conseguir ejemplares de varios países, como también libros a precio de caramelo. El punto que más me gusta visitar es un pequeño rincón de música llamado Batuta, donde venden instrumentos, accesorios y discos. Allí suelo conseguir algunas reliquias en vinilo y cuerdas para mi guitarra, instrumento que no domino mucho, pero que me gusta acariciarla de cuando en cuando. En esta calle tan pintoresca, todo tiene un aire un tanto bohemio, y es la ruta preferida de muchos artistas. El Cactus y yo estábamos en una mesita del cafetín Torrado, disfrutando de unos deliciosos panes con algo que nunca pude identificar. Nunca he sido bueno para diferenciar el jamón del pollo o la carne de res del pescado, así como del tipo de verduras que ando comiendo: todo me parece pasto. Estábamos en lo más álgido de la conversa y la degustación de indescifrables menjunjes, cuando en eso llega Randy, un travesti no muy listo pero con buen culo. No es que me gusten este tipo de muchachos, pero si voy a tener por amigo a un delicado crisantemo, al menos que tenga algo bueno para mirar.

- ¿De qué hablan? -preguntó Randy.

- Acá, que el buen Cactus está queriendo convencerme que me una a su nueva banda... -le dije.

- Una de cogoteros, supongo... -dijo el Randy sonriendo.

- No, chivo de mierda... -exclamo el Cactus-. Uno de música electrónica.

- Él cree que tengo talento para componer canciones -le dije

- Yo creo que si -dijo Randy, mirándome tiernamente y dándome un ligero toque con sus dedos.

- Yo también lo creo -dijo el Cactus-. Lamento estar de acuerdo con esta delicada flor, pero tú, Renzo, tienes mucha facilidad para las melodías... Es un don muy especial que no todos poseen....

- ¿Y cómo se llama tu nueva agrupación? -preguntó Randy.

- Imaginario Sándwich Quemado. -dijo Cactus expandiendo sus manos en el aire, como si lo estuviera visualizando en una marquesina.

- Que idiota -dijo Randy.

- Tú que sabes, oe -dijo el Cactus-. Esto es en honor a uno de los grandes: el señor Frank Zappa... Algún día descubrirán que el bueno de Franky es el padre de todos estos algoritmos sonoros que ahora están haciendo bailar a esa retafila de reguetoneros de mierda.

- Yo le pondría: Las Pulgas Más Eléctricas... -dijo la Randy.

- ¿Y por qué "más"? -pregunté.

- Porque ya hay un grupito de menesterosos que se llaman "Las Pulgas Eléctricas"... -dijo Randy- Y Uds. serían "más" electrónicos...

- Este ta cojudo... -dijo el Cactus.

- Ahí anda la Tole -agrego la Randy-, un maricón de mierda que me quitó un chico hace unos meses. La odio. ¡Ay, me cae chinche!


Los tres hemos sido amigos desde muy chicos. Hemos estado juntos desde el colegio. Siempre sacando de apuros al dulce Randy cuando los bravucones querían pasarse de vivos con él. Una vez intentaron violarlo en el baño y el Cactus y yo tuvimos que enfrascarnos en una soberana pelea y agarrar a patadas a esos hijos de puta. Así que cuando Randy decidió dar el gran salto, siempre contó con nosotros. Cambió su nombre a Kuska, pero para nosotros siempre será el atolondrado de Randy.

Cactus resultó en algo más tirado a la música, más a la bohemia. Su nombre verdadero es Ricardo Santero. Desde chiquito estuvo con esos sueños de hacer una agrupación de rock, vivir sin hacer casi nada y tener muchas chicas alrededor. Es muy fan de Frank Zappa. Su primera banda se llamó Ratas Calientes, como un disco de Zappa. Y su última banda se llamó La Revancha de Chunga, como otro disco del finado Maestro. Con esta lleva ya un buen tiempo, aunque igual nadie les da pelota. Es duro el asunto musical. Estando ya establecido, seguramente la puedes pasar bacán. Lo duro es llegar hasta ese punto. Tocan de cuando en cuando y siempre les pagan muy poco... O nada. Solemos juntarnos acá, en el Torrado, casi ya como un rito, en las pausas que nos dan los medio días, como quien almuerza o saborea un entremés. A una calle está la sala de ensayo de Cactus, y en la esquina con San Benancio está la boutique donde Randy trabaja. En eso llega Renna, Renna Vrosovich, mi novia, la escultura más concupiscente que pueda haber circulado por este mundo. Llegó con todo ese garbo de chica autosuficiente, saludando a todos con su acostumbrado y alargado "hola chicooooos..."   


- Hola, chicooooss...

Todos la saludamos. Aunque el saludo de Randy fue un tanto displicente. No le cae muy bien. Peor aún, cuando vio a Renna asestarme uno de sus besos más cinematográficos. Llevo con ella 5 semanas y media. No me gusta mucho. Habla demasiado. Pero en el sexo es brutal. Así que mientras no se aparezca mi princesa soñada, seguiré revolcándome con esta hija de rumanos hasta que el prepucio aguante.

- ¿Supieron lo del Fashion Week? -preguntó Renna.

- Ni mierda -dijimos al unísono el Cactus y yo.

- Uy, eso estará de locos -dijo Randy con ojos de emoción-. La boutique en donde trabajo presentará unos cuantos modelos y su última línea en faldones y botas. Claro, todos son plagios de huevadas francesas, pero por ahí que la hacemos.

- A mi me han encargado supervisar la escenografía -dijo Renna. A lo que el Cactus y yo pusimos cara como que de muy interesados...

- Es la sexta versión en este país -dijo Renna- y va a contar con invitados de varios puntos del globo.

El Cactus y yo nos encodamos a la mesa y escuchamos aburridamente la larga perorata sobre un evento del cual no nos interesaba una mierda. Hasta que Renna dijo que, entre sus muchas funciones, ella tenía el encargo de conseguir a una banda de música electrónica para hacer de fondo, y que los presupuestos para este fin eran bastante abultados. El Cactus de pronto como que se despertó. Peló los ojos y congeló su rostro dejando abierta su boca. Parecía intentar decir algo, pero no le salían más que mudos balbuceos. Me miraba como pidiendo ayuda, pero el muy tarado estaba tan atragantado por la sobre-excitación, que no le salía ni un pincho. Tuve que hablar por él.

- Que casualidad, Renna, acá el Cactus tiene ya muy avanzado su nuevo proyecto de música electrónica.

- Ahora se llaman Endemoniado Sándwich Quemado... -dijo Randy.

- Imaginario! -corrigió inmediatamente el Cactus, sin abandonar su estado de alelamiento y sobre ventilación.

- Eso: Imaginario Sándwich Quemado. Y me estaba proponiendo formar parte de ella.

- ¿Y tú que sabes de música electrónica? -me preguntó Renna, con toda la sorna del mundo-. Nunca he visto que cargues entre tus músicas bajadas de internet, algo que se acerque a lo electrónico. Tú eres puro Elton John y huevadas de rock pesado. Además se va a ver muy sospechoso que en la banda contratada, esté el chico con quien me acuesto.

- No, no, Renna -se apresuró en aclarar el Cactus-, Renzo no está en mi banda, sólo era una propuesta, así como de amigos... Tú lo ves, está ahí, sin chamba, mangueando y gorreando almuerzos... Siempre está medio solo... Si no fuera por ti, este cojudo ya se hubiera lanzado de un puente...

Y así, tras esa breve pero contundente revisión de mis más personales letrinas, acabó mi corta e inexistente carrera musical. Se desvaneció mi exigua posibilidad de ingresar al mundillo de escenarios luminosos y mujeres fáciles. Sólo me quedó el consuelo de ver, con mucha gracia, al pobre de Cactus intentando salvar un posible laburo que lo podría sacar momentáneamente del ahorcamiento económico, y con buenas posibilidades para futuros pasos en el ramo de la música, territorio que yo no entiendo mucho, pero cuyas complicaciones conozco gracias a las revistas y a los pocos amigos que andan en chamba tan jodida.

Al final, el Cactus se fue con Renna hasta las oficinas del Fashion Week, mientras que la Randy también se despedía lanzándome un beso con los dedos. Tenía que regresar a su trabajo en la boutique. Así que me quedé ahí, solo, sentado por un rato más, con mi café a medio tomar y mi sándwich envolviendo algo que nunca pude identificar.


Bien dicen que la música puede ser muy agradable como chamba. Te pinta muchos pajaritos y algodonados cielos. Pero también se sabe que puede abandonarte en el momento menos esperado. Incluso, como ahora, que te abandona sin que ni siquiera hayas comenzado.


9 comentarios:

  1. jaa divertido coincidencia. saludos

    ResponderEliminar
  2. Ta mare, uno está recontra tranquilo y lo joden con estos discazos de Zappa. Qué paja. Hot Rats!

    ResponderEliminar
  3. Bien, F.... Estamos esperando el siguiente libro.

    ResponderEliminar
  4. Que paja Daniel, ¿en que lugar está ese del que hablas?, quiero ir por los libros a precio de caramelo. Saludos y nunca mueras viejo !

    ResponderEliminar
  5. Buen relato. Diferente de lo que generalmente escribes. Se nota como que más "serio". Me gusto mucho.

    ResponderEliminar
  6. Saludos Daniel F, supe que Zappa es una de tus mayores influencias y creo que se ve reflejada en alguno de tus discos progre, me pregunto ¿por qué no te animas a hacer jazz fusión? Sería genial un disco que suene como The Grand Wazoo y que combine letras contestatarias como en tus 1ros discos con leusemia. Qué tal fumada no? Jaja saludos y gracias por la música

    ResponderEliminar