lunes, 7 de abril de 2014

UNIÓN CIVIL, Ya!



"Hasta el día de hoy 
no se ha encontrado el gen o ADN gay,
 sólo existe XY (Hombre) y XX (mujer). Ergo,
no se puede hablar de derechos humanos".
(Congresista Julio Rosas - 2014)

Sabemos bien que entre los más altos puestos de la patria, tenemos unas joyas del desempleo neuronal que, francamente, nos avergüenzan de sobre manera.  Lo dicho por el Congresista Julio Rosas (fujimorista), no solo raya lo idiota, sino que es uno de los más claros síntomas de una clase política tan venida a menos y tan embarrada en la ignorancia y lo perverso que, la verdad, solo queda agregarlo a la vitrina donde se exhiben los más pintorescos lapsus brutus de nuestra era republicana.

 
Conocidos también son las declaraciones de otro iluminado congresista de la mancha de Keiko, el sr. Carlos Tubino (ya viene con chapa gay desde el nacimiento el pobre hombre), donde lanza cosas como “la nuestra es una sociedad anti-gay” o la contundente “los combatiremos!”…. ¿Ah?

Por otro lado, está el siempre combativo Cardenal Juan Luis Cipriani, quien propuso un referéndum para que la gente termine decidiendo si las parejas del mismo sexo deben ser constitucionalmente protegidas bajo la estampa de la llamada Unión Civil. Lógicamente, este extravío mental de niveles eclesiásticos, no corre, por la sencilla razón que los derechos de las personas no pueden ser sometidos a un referéndum. 

Enrique Pasquel, el editor adjunto de Opinión, dijo: “El cardenal, sin embargo, no entiende esto. Él, argumentando contra la Unión Civil, señala: “La propuesta de la naturaleza y de Dios es la unión de un hombre y una mujer en matrimonio”. En esta discusión, sin embargo, no tiene cabida ni Dios ni el diablo. Hasta donde recuerdo no vivimos en Irán o en otra teocracia fundamentalista. Vivimos en el Perú, un Estado laico, por lo que las creencias religiosas de la mayoría no deberían importar ni un pepino al momento de discutir qué derechos tiene cada uno. Si no, ¿por qué no prohibimos legalmente y de una buena vez el sexo prematrimonial, el divorcio, el uso de preservativos y la masturbación? ¡A la cárcel los onanistas!”.

Esto último, lógicamente, me puso en incómoda situación. Ir a prisión perpetua por la simple maniobra de jalarse la tripa, pues ya me parece muy inmoderado, ¿no?. Así que resolví enfundarme en esta causa que, puede tener algunos baches y muchos espantos, pero en general, la Unión Civil, me parece una iniciativa necesaria y urgente. No es posible que dos personas, que han hecho un hogar, pertenencias propias o establecer un próspero negocio, a la muerte de uno, el otro quede en total desamparo, y vea con impotencia, cómo los familiares de su pareja, más aún si solo son unos zánganos perdedores sin rumbo ni orientación, te tumban la puerta, y se quedan con todo bajo el amparo de la actual legislación. No pues, tío, no jodan!

Y lo más gracioso ha sido un Comunicado apostólico que, no solo lo han lanzado con mueca de ultimátum, sino que recurren a un libro como La Biblia, para respaldar semejantes posturas homofóbicas y totalmente antagónicas frente a los Derechos de las personas. Ah, cierto, me olvidaba, los homosexuales “no son personas” (plop!).

Pero citar a la Biblia, un libro bastante antiguo y que respeto mucho, no es muy inteligente, puesto que el consabido rollo de seguir sus mandatos al pie de la letra,  en muchos puntos, solo conlleva a generar un clima de violencia y terror, peor que cualquier película de Rambo  


“Si una joven se casa sin ser virgen, morirá apedreada” (Deuteronomio 22:20, 21).
“Si un esclavo está contento contigo, tomarás un punzón y le horadarás la oreja y te servirá para siempre. Y lo mismo le harás a tu esclava. (Deuteronomio 15:16-18).
“Si alguien tiene un hijo rebelde que no obedece ni escucha cuando lo corrigen, lo sacarán de la ciudad y todo el pueblo lo apedreará hasta que muera” (Deuteronomio 21:18-21).
“El que tenga los testículos aplastados o el pene mutilado no será admitido en la asamblea de Yavé. hasta la décima generación” (Deuteronomio 23:1, 2).
“Si un hombre yace con otro, los dos morirán” (Levítico 20:13).
“Si un hombre toma a una mujer y a la madre de la mujer, se les quemará a los tres” (Levítico 20:14).
“El que no obedezca al sacerdote ni al juez morirá” (Deuteronomio 17:12).
“Si un hombre hiere a su esclavo o a su esclava con un palo y los mata, será reo de crimen. Pero si sobreviven uno o dos días no se le culpará porque le pertenecían” (Éxodo 21: 20).





Yo estoy totalmente convencido,  que si Jesús (un tipo que me cae muy bien) estuviera por estos lares, estaría no solo abogando por los derechos de las parejas homosexuales y trans, sino que, solo para molestar a escribas y fariseos hipócritas, participaría activamente en Marchas del LGBT y en los Corsos Gays del 28 de Junio. Es más, haría su banda de rock y cantaría las más insolentes canciones anti-eclesiásticas, y combatiría a los pedófilos que hablan en su nombre. Faltaba más.  

Pero bueno, antes que comiencen a concluir que mi apoyo por esta iniciativa que busca formalizar a las parejas del mismo sexo, se debe a que piensan que “pateo con los dos pies”, pues siento desilusionarlos, hermanitos, pero soy tan macho como cualquier macho que sea macho (y bien macho, con ventaja y zapatón), pero mi filo quijotesco y romántico me hace –como siempre- subirme a embarcaciones que suelen estar en constante peligro de naufragio; siempre estoy abrazando motivos tan dispares y tan impopulares que, ya lo decía mi mamá, me llevarán a la ruina más total, no solo social, sino también moral y celestial, contracorriente que me conducirá sin remedio, al más calentito de los infiernos.

Gracias a Dios, soy Ateo, y no me preocupa mucho si me amenazan con el Diablo o con un Tártaro post-mortem, puesto que este pechito de heterosexual reprimido, solo puede decir que nadie (nadie) puede siquiera imaginar que podrá imponerle a otro su particular visión de la vida, o su particular visión sobre la Ley. Sabemos también que, sobre puntos como estos, todo lo podrían arreglar con un buen Notario, pero también sabemos que este es el mundo de los gestos y las posturas, y eso es muy importante a la hora de pretender una sociedad más justa y más equitativa, pues la Ley, una señora miope y ya entrada en edad, a veces no se da cuenta que debería atendernos a todos por igual y, sobre todo, en idénticos planos nomológicos.